Sábado dos de
mayo, era el día acordado para la quinta edición de “Los Arrieros”. Catorce
burriclistas, entre caballeros veleños, aspirantes “sin galones” y los principales representantes de los
territorios “tieteros”, somos los
convocados a dicho evento. Con las burricletas bien dispuestas y prestas para
“la andanza arriera”, al habitual punto de encuentro vamos acudiendo; saludos y
recibimientos de amigos y conocidos y el
ya tradicional trago de la bota Irene, “cuanto más la aprietas más te viene”
(cortesía del amigo Julio) para dar brío y alegría al grupo elegido.
Iniciamos la jornada con la brújula
orientada hacia “la vasta cañada”; vacas pastando al lado del ancho camino, por
el reposado “Baldío” rodamos bien agrupados, escuchamos graciosos comentarios del descomunal terralgo, mientras
las piernas por el estirado llano se van
aclimatando; en el camino de Los Huertos, parcelas adecentadas y algunas viñas
“todavía descuidadas”. La gravedad de los cerros ya nos ponen en alerta, afrontamos los primeros
repechos y la “oculta vereda” se
presenta camuflada entre muretes de piedra, chaparreras enanas, una hilera de
pinos bien alineada y el cantueso
colorido, hacen de este límpido rincón más agradable y divertido. Nos
adentramos en un fantástico cuadro de colores, magistrales pinceladas blancas y amarillentas dando luz a
las angostas sendas, el embriagador morado, estarcido por todos lados y a la fantasiosa estampa dando brillo; el
atronador silencio también nos envuelve, momentos lúcidos para el decoro y
alimentar a los insaciables sentidos. A nuestro paso, moquetas de color verde y
el agradable olor a hierba fresca, antes de atravesar el río Guadyerbas y
adentrarnos en la profundidad de la acogedora dehesa; también, abrimos
unas “pocas porteras” y en el plácido
camino, apretón en “esta tachuela”. En la recogida postal, el tupido encinar
nos da cabida y el “cu-cu, cu-cu” es la melodía más repetida; avistamos el
callejón de jaras floridas y más de uno
se da cuenta, que “desde hace rato” estamos “montados” sobre una pendiente
tendida; arribamos a una vía más distendida, a un lado los recuerdos de los
“longevos caleros” y unos pocos espectadores, desde un alto, animando. En el camino “parrillano” paramos
para agruparnos y esperamos hasta que
todos han llegado; hacemos un tramo “que pica parriba” y en la explanada del cordelillo, el
avituallamiento merecido; comemos y bebemos, hay que recuperar fuerzas y
reponernos; compartimos viandas, mientras disfrutamos del distendido momento.
Reemprendemos la marcha por la “jovial
bajada”, la alargada senda, atrapada entre un rudimentario vallado de “estacas
y oxidadas alambradas”; rastrojos levantados por los jabalíes afanosos, un
tramo encharcado y de fango sembrado nos hace idear un ¿puente improvisado?,
también por las genuinas vistas que nos rodean, más de uno “se adueña de
lujosas parcelas”(todas ellas, sin incidencias); trechos entretenidos entre
canchales de piedras –tampoco hay que hilar tan fino-, por estos lares,
repanchingados en el vaivén del sosiego, nos adueñamos de la visible quietud y
desde “el más allá” nos persigue el continuo “cu-cu, cu-cu”. Pasos floridos
de altas y verdosas hierbas, antes de
cruzar el franqueable río por la otra
salida. Unos metros para coger aire, llegamos a la vía pecuaria y “parriba
hacia la mataburras”. Desde aquí, se aplica el personal lema “cada uno como
pueda”, eso sí, pero a todos se les espera; cada cual con su cruz, “resoplíos” y apretones para afrontar ¿la
exigente subida?, en estos momentos ¿qué se les pasará por las cabezas a mis
compañeros? Tú, contra la pendiente, la cuesta es la misma para todos, otro
pulso a “las desafiantes subidas” y un
poco más arriba, la reconocida (y siempre gratificante) recompensa, reposando
nos espera. De uno en uno vamos llegando –por no quedarme parado- otra vez “un
poco pabajo; fotografías para los amigos arrieros disfrutando de su
momento y cuántas buenas historias
“guarda el temido repecho”. “Estamos todos”, hacia el parque “zorrero”
marchamos a reponer agua en el refrescante abrevadero; echamos un trago,
llenamos las botijas y fotografía de rigor a la osada cuadrilla (A pesar de la
mejor intención del chaval, no salió
ninguna de las que tiró, otra vez será). Cogemos el camino hacia Velada, pero
en esta ocasión, por “La senda del Bonal” vamos a rematar la mencionada hazaña;
entramos en la estrecha ratonera, pasos empedrados y también algunos
escalonados, pero un rincón de belleza inundado y donde los “más doctos en la materia” se
exhiben con acrobacias y otras peripecias. Atrás dejamos los tramos más
complicados, más abajo nos agrupamos y pasado “un buen rato”, “El Gran Maestre” nos informa que la burricleta de Marcos “Zoco” se ha
plantado; intentamos solucionar el entuerto, pero el “nobel veleño” –algo fatigado-
tira del teléfono, para que vengan a su encuentro y dar por concluido el reto arriero. Los demás,
proseguimos por el vetusto sendero, a nuestro paso, un vergel luciendo su vegetación coloreada, el "cu-cu, cu-cu" todavía resonando, madrigueras que muy atentos
esquivamos, cruzamos el misterioso arroyo con helechos tapado y un poco más
adelante, el salto de vallas pertinente. Por los cerros veleños planea la
heroica, rezuma un mosaico de vivos colores, pequeños repechos entre las
descolocadas piedras y ocultos entre una maraña de chaparreras; volvemos a
esperar a los rezagados, por la retaguardia ya se acusa el cansancio y también
algún acalambrado. Unos compañeros por la pista ancha hacia el pueblo ya se
bajan, los demás, más veredas y descendemos por “El Canto del Cuervo”. Sin
novedades reseñables, por el “El Barbú”
cabalgamos bien hermanados, comentando “lo que atrás hemos dejado”; en el punto
de partida, despedida de los congregados y “hasta dentro de un rato”, que nos aguarda
“la opcional” para rematar la
faena cerrera.
En
definitiva, ruta circular de 50 kilómetros, los principales caminos transitados
han sido; Cañada Real Leonesa
Oriental, Camino de los Huertos, Sendero del Arriero, Camino de Talavera a
Montesclaros, Camino de Montesclaros a Parrillas, Senda del Cordelillo –Camino de
Montesclaros-Mejorada- Camino de La Herrería (Mataburras), Camino de Mejorada a
Velada; Sendero del Bonal, Sendas de la
Cocinilla, Vereda de Los Lobos, Senda del Canto del Cuervo, Camino de Mejorada
a Velada.
Pd: JoseMa, Martín, Goyo, muchas gracias por vuestra asistencia y representación veleña. Para Cristobal, Jesús y
Marcos ya os prepararemos la ceremonia de investidura. Por supuesto, todo un
placer y lujo el volver a coincidir con
los Altos Cargos Tieteros y los amigos de Toledo. Nos vemos en breve por “esos
andurriales”.
Pd 1: Martín, JoseMa, gracias por vuestra
aportación fotográfica (3,1).
Buen día…….SALUD.
“mil caminos por
andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni
sitio….”
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