miércoles, 6 de mayo de 2015

Ruta: Los Arrieros 2015

     Sábado dos de mayo, era el día acordado para la quinta edición de “Los Arrieros”. Catorce burriclistas, entre caballeros veleños, aspirantes “sin galones”  y los principales representantes de los territorios “tieteros”,  somos los convocados a dicho evento. Con las burricletas bien dispuestas y prestas para “la andanza arriera”, al habitual punto de encuentro vamos acudiendo; saludos y recibimientos de  amigos y conocidos y el ya tradicional trago de la bota Irene, “cuanto más la aprietas más te viene” (cortesía del amigo Julio) para dar brío y alegría al  grupo elegido.

      Iniciamos la jornada con la brújula orientada hacia “la vasta cañada”; vacas pastando al lado del ancho camino, por el reposado “Baldío” rodamos bien agrupados, escuchamos graciosos  comentarios del descomunal terralgo, mientras las piernas por el estirado llano  se van aclimatando; en el camino de Los Huertos, parcelas adecentadas y algunas viñas “todavía descuidadas”. La gravedad de los cerros ya  nos ponen en alerta, afrontamos los primeros repechos  y la “oculta vereda” se presenta camuflada entre muretes de piedra, chaparreras enanas, una hilera de pinos bien alineada  y el cantueso colorido, hacen de este límpido rincón más agradable y divertido. Nos adentramos en un fantástico cuadro de colores, magistrales  pinceladas blancas y amarillentas dando luz a las angostas sendas, el embriagador morado, estarcido por todos lados  y a la fantasiosa estampa dando brillo; el atronador silencio también nos envuelve, momentos lúcidos para el decoro y alimentar a los insaciables sentidos. A nuestro paso, moquetas de color verde y el agradable olor a hierba fresca, antes de atravesar el río Guadyerbas y adentrarnos en la profundidad de la acogedora dehesa; también, abrimos unas “pocas porteras”  y en el plácido camino, apretón en “esta tachuela”. En la recogida postal, el tupido encinar nos da cabida y el “cu-cu, cu-cu” es la melodía más repetida; avistamos el callejón de jaras floridas y  más de uno se da cuenta, que “desde hace rato” estamos “montados” sobre una pendiente tendida; arribamos a una vía más distendida, a un lado los recuerdos de los “longevos caleros” y unos pocos espectadores, desde un alto,  animando. En el camino “parrillano” paramos para agruparnos y  esperamos hasta que todos han llegado; hacemos un tramo “que pica parriba”  y en la explanada del cordelillo, el avituallamiento merecido; comemos y bebemos, hay que recuperar fuerzas y reponernos; compartimos viandas, mientras disfrutamos del distendido momento.



       





















































































     Reemprendemos la marcha por la “jovial bajada”, la alargada senda, atrapada entre un rudimentario vallado de “estacas y oxidadas alambradas”; rastrojos levantados por los jabalíes afanosos, un tramo encharcado y de fango sembrado nos hace idear un ¿puente improvisado?, también por las genuinas vistas que nos rodean, más de uno “se adueña de lujosas parcelas”(todas ellas, sin incidencias); trechos entretenidos entre canchales de piedras –tampoco hay que hilar tan fino-, por estos lares, repanchingados en el vaivén del sosiego, nos adueñamos de la visible quietud y desde “el más allá”  nos persigue  el continuo “cu-cu, cu-cu”. Pasos floridos de  altas y verdosas hierbas, antes de cruzar el  franqueable río por la otra salida. Unos metros para coger aire, llegamos a la vía pecuaria y “parriba hacia la mataburras”. Desde aquí, se aplica el personal lema “cada uno como pueda”, eso sí, pero a todos se les espera; cada cual con su cruz,  “resoplíos” y apretones para afrontar ¿la exigente subida?, en estos momentos ¿qué se les pasará por las cabezas a mis compañeros? Tú, contra la pendiente, la cuesta es la misma para todos, otro pulso a “las desafiantes subidas”  y un poco más arriba, la reconocida (y siempre gratificante) recompensa, reposando nos espera. De uno en uno vamos llegando –por no quedarme parado- otra vez “un poco pabajo; fotografías para los amigos arrieros disfrutando de su momento  y cuántas buenas historias “guarda el temido repecho”. “Estamos todos”, hacia el parque “zorrero” marchamos a reponer agua en el refrescante abrevadero; echamos un trago, llenamos las botijas y fotografía de rigor a la osada cuadrilla (A pesar de la mejor  intención del chaval, no salió ninguna de las que tiró, otra vez será). Cogemos el camino hacia Velada, pero en esta ocasión, por “La senda del Bonal” vamos a rematar la mencionada hazaña; entramos en la estrecha ratonera, pasos empedrados y también algunos escalonados, pero un rincón de belleza inundado  y donde los “más doctos en la materia” se exhiben con acrobacias y otras peripecias. Atrás dejamos los tramos más complicados, más abajo nos agrupamos y pasado “un buen rato”,  “El Gran Maestre” nos informa  que la burricleta de Marcos “Zoco” se ha plantado; intentamos solucionar el entuerto, pero el “nobel veleño” –algo fatigado- tira del teléfono, para que vengan a su encuentro y dar  por concluido el reto arriero. Los demás, proseguimos por el vetusto sendero, a nuestro paso, un vergel luciendo su  vegetación coloreada, el "cu-cu, cu-cu" todavía resonando, madrigueras que muy atentos esquivamos, cruzamos el misterioso arroyo con helechos tapado y un poco más adelante, el salto de vallas pertinente. Por los cerros veleños planea la heroica, rezuma un mosaico de vivos colores, pequeños repechos entre las descolocadas piedras y ocultos entre una maraña de chaparreras; volvemos a esperar a los rezagados, por la retaguardia ya se acusa el cansancio y también algún acalambrado. Unos compañeros por la pista ancha hacia el pueblo ya se bajan, los demás, más veredas y descendemos por “El Canto del Cuervo”. Sin novedades reseñables, por el  “El Barbú” cabalgamos bien hermanados, comentando “lo que atrás hemos dejado”; en el punto de partida, despedida de los congregados  y “hasta dentro de un rato”, que  nos aguarda   “la opcional” para rematar la faena cerrera.



     





 



















































 


















     En definitiva, ruta circular de 50 kilómetros, los principales caminos transitados han sido; Cañada  Real Leonesa Oriental, Camino de los Huertos, Sendero del Arriero, Camino de Talavera a Montesclaros, Camino de Montesclaros a Parrillas, Senda del Cordelillo –Camino de Montesclaros-Mejorada- Camino de La Herrería (Mataburras), Camino de Mejorada a Velada; Sendero  del Bonal, Sendas de la Cocinilla, Vereda de Los Lobos, Senda del Canto del Cuervo, Camino de Mejorada a Velada.

      Pd: JoseMa, Martín, Goyo,  muchas gracias por  vuestra asistencia y  representación veleña. Para Cristobal, Jesús y Marcos ya os prepararemos la ceremonia de investidura. Por supuesto, todo un placer y lujo el  volver a coincidir con los Altos Cargos Tieteros y los amigos de Toledo. Nos vemos en breve por “esos andurriales”.

     Pd 1: Martín, JoseMa, gracias por vuestra aportación fotográfica (3,1).


      Buen día…….SALUD.

    “mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 


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